Rituales
- Camila Maurer
- 29 oct 2019
- 2 Min. de lectura
Nota: Esta micro-obra fue escrita a partir de la consigna que da Mauricio Kartun en su curso: una cama matrimonial, un máximo de tres personajes y tres parlamentos.
La señora de la casa y la nueva empleada en la habitación. Las persianas abiertas de par en par dejan entrar la luz de la mañana. La empleada está abrigadísima, tiene campera sobre el uniforme y hasta lleva puesta una bufanda.
Señora: Abrí bien las ventanas. Sí, aunque nos muramos de frío, siempre abrí las ventanas para que se ventile. Hay que ventilar para que se vayan los gérmenes.
Sacás todas las sábanas… así las sacas; que se aireen bien. Así. Agarrá esa punta. Así las sacudís.
Y antes de volver a ponerlas, primero echás el Lisoform un poco por arriba de la cama para matar los ácaros. Así echalo, ¿ves? No muy cerca que se moja, pero tampoco acá arriba que no llega nada. Ahí. Justo ahí.
Ahora ponés la sábana que cubre el colchón y fijate: ¿ves estas crucecitas diminutas del lado de adentro? Eso es para marcar la parte que va a los pies ¿entendés? Porque no quiero apoyar la cabeza donde anoche estuvieron mis pies. Me da un ataque de solo pensarlo y al señor, también. Bueno a ver… armala vos.
La empleada empieza.
Señora: Fijate de que no queden pliegues.
Bueno, sí, pero tampoco te acuestes en la cama arriba de las sábanas limpias con tu ropa que estuviste limpiando. Estirás de ese lado y después… das la vuelta… venís caminando…. y sacás las arrugas de este otro lado.
Así. Bien.
Ahora la sábana. Al revés; la costura para adentro.
Fijate que estén iguales de los dos lados y bien tirante. Nos gusta bien, bien, bien tirante que uno casi no se pueda mover de lo tirante que está la sábana. Más: que con una patada no se pueda zafar un pie afuera…
La señora piensa mientras la empleada continúa poniendo las sábanas.
Señora: No, mirá ¿sabés qué? Mejor dejame que la haga yo. De hacer la cama me ocupo yo. Vos siempre a la mañana sacá las sábanas y me las dejás acá dobladas que después yo hago la cama. No te preocupes.
Empleada: Pero, señora, si tampoco quiere que haga la cama, ¿para qué voy a venir?
Señora: Para aprender, Marta, para aprender.
TELÓN

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